Humildad, examen. Fe, abandono.

Llora y duélete de que aún eres tan carnal y mundano, tan poco mortificado en las pasiones, tan lleno de movimientos de concupiscencia; Tan poco diligente en la guarda de los sentidos exteriores, tan envuelto muchas veces en vanas imaginaciones; Tan inclinado a las cosas exteriores, tan negligente en las interiores; Tan fácil a la risa y a la disipación, tan duro para las lágrimas y la compunción; Tan dispuesto a la relajación y regalos de la carne, tan perezoso al rigor y al fervor; Tan curioso para oír novedades y ver cosas hermosas; tan remiso en abrazar las humildes y despreciadas; Tan codicioso de poner mucho; tan encogido en dar; tan avariento en retener; Tan inconsiderado en hablar, tan poco detenido en callar; tan descompuesto en las costumbres, tan indiscreto en las obras; Tan desordenado en el comer, tan sordo a las palabras de Dios. Tan presto para holgarte, tan tardío para trabajar; Tan despierto para oír hablillas y cuentos, y tan soñoliento para velar en oración; Tan impaciente por llegar al fin, y tan vago en la atención; Tan negligente en el rezo, tan tibio en la Misa, tan indevoto en la Comunión; Tan a menudo distraído, tan raras veces enteramente recogido; Tan prontamente conmovido a la ira, tan fácil para disgustar a los demás; Tan propenso a juzgar, tan riguroso en reprender; Tan alegre en la prosperidad, tan abatido en la adversidad; Tan fecundo en los buenos propósitos, y tan estéril en ponerlos por obra.

BEATO TOMÁS DE KEMPIS (1380-1471).

Sacerdote de los Canónigos Regulares de Windesheim.

Fiesta: 30 de agosto.

Santa Teresa de Jesús

… Que el Señor da siempre oportunidad, si queremos.

Santa Teresa de Jesús. Libro de la vida.

San Agustín: cadenas… voluntad… respuesta a Dios

Deseaba y ansiaba la liberación; sin embargo, seguía atado al suelo, no por cadenas exteriores, sino por los hierros de mi propia voluntad. El Enemigo se había posesionado de mi voluntad y la había convertido en una cadena que me impedía todo movimiento, porque de la perversión de la voluntad había nacido la lujuria y de la lujuria la costumbre y, la costumbre a la que yo no había resistido, había creado en mí una especie de necesidad cuyos eslabones, unidos unos a otros, me mantenían en cruel esclavitud. Y ya no tenía la excusa de dilatar mi entrega a Ti alegando que aún no había descubierto plenamente tu verdad, porque ahora ya la conocía y, sin embargo, seguía encadenado… Nada podía responderte cuando me decías: ‘Levántate del sueño y resucita de los muertos y Cristo te iluminará… Nada podía responderte, repito, a pesar de que estaba ya convencido de la verdad de la fe, sino palabras vanas y perezosas. Así pues, te decía: ‘Lo haré pronto, poco a poco; dame más tiempo. Pero ese ‘pronto’ no llegaba nunca, las dilaciones se prolongaban, y el ‘poco tiempo’ se convertía en mucho tiempo…

Lucha

Porque realmente tenemos una gran ventaja para salir siempre vencedores en esta guerra: saber que no necesitamos más que querer pelear.

Introducción a la vida devota.

Razones para no quejarse

teresa_jesusMuchas veces os lo digo, hermanas, y ahora lo quiero dejar escrito aquí, porque no se os olvide, que en esta casa, y aun toda persona que quisiere ser perfecta, huya mil leguas de «razón tuve», «hiciéronme sinrazón», «no tuvo razón quien esto hizo conmigo»… De malas razones nos libre Dios. ¿Parece que había razón para que nuestro buen Jesús sufriese tantas injurias y se las hiciesen y tantas sinrazones? La que no quisiere llevar cruz sino la que le dieren muy puesta en razón, no sé yo para qué está en el monasterio; tórnese al mundo, adonde aun no le guardarán esas razones. ¿Por ventura podéis pasar tanto que no debáis más? ¿Qué razón es ésta? Por cierto, yo no la entiendo.

 

Santa Teresa de Jesús.

«Camino de perfección», capítulo 13.1.

San Juan de la Cruz: Oración

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El que huye de la oración, huye de todo lo que es bueno.

San Juan de la Cruz.

Doctor de la Iglesia. 1542-1591. Fiesta: 14 de diciembre.

San Josemaría

Hijos míos, allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo. Es, en medio de las cosas más materiales de la tierra, donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres.

 

San Josemaría.

Homilía «Amar al mundo apasionadamente«.

Camino

Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo.

San Josemaría. Camino, punto 2.

Espíritu Santo

3. La víspera de empezar este Decenario, que es la víspera de la Ascensión gloriosa de Nuestro Divino Redentor, os habéis de preparar, con resoluciones firmes, para emprender la vida interior, y emprendida esta vida, no abandonarla jamás.

 

No pongáis vuestros ojos en lo que cuesta; ponedles en lo que vale; siempre ha sido así: el costar mucho lo que mucho vale. ¿Y qué es el trabajo que ponemos en el propio conocimiento, para lo que por ello se nos da?

 

¡Oh qué glorioso es el morir uno a sí mismo para no tener vida sino en Dios! ¿Quién podrá, ni imaginar siquiera, lo que es vivir en Dios y endiosados?

 

Francisca Javiera del Valle.

Decenario al Espíritu Santo.

Advertencias, 3.

Ascética meditada

Enemigos reales de tu oración: la imaginación, “la loca de la casa” que te turba y distrae con sus vuelos y con sus piruetas; tus sentidos despiertos y poco mortificados; la falta de preparación remota –si quieres llamarla de modo distinto, llámala disipación- por lo cual te encuentras tan lejos de Dios nuestro Señor cuando empiezas tu oración; tu corazón poco mortificado …, poco purificado, poco desligado de las cosas de la tierra, que mancha de fango las alas de tu alma y te impide elevarte hacia una mayor intimidad con Dios, la falta de esfuerzo y de auténtico interés, por tu parte, en los momentos en que te quedas cara a cara con el Señor.

Salvador Canals. Ascética Meditada; “Yo estaré con vosotros siempre”.