San Agustín: «Las confesiones»

Nos creaste para ti y nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti.

Vocación. Llamada. Fidelidad.

Si no le dejas, Él no te dejará.

• Texto perteneciente al punto 730 del libro ‘Camino’ de Josemaría Escrivá de Balaguer, en el capítulo ‘Lucha interior’. Link: https://escriva.org/es/camino/730/

Imitación de Cristo: arrancar la tibieza.

Si nos esforzásemos más en la batalla peleando como fuertes varones, veríamos sin duda la ayuda del Señor que viene desde el cielo sobre nosotros; porque siempre está dispuesto a socorrer a los que pelean y esperan en su gracia, y nos procura ocasiones de pelear para que alcancemos la victoria.

Imitación de Cristo.

Pequeñas mortificaciones

Mis mortificaciones consistían en doblegar mi voluntad, siempre dispuesta a salirse con la suya; en callar cualquier palabra de réplica; en prestar pequeños servicios sin hacerlos valer; en no apoyar la espalda cuando estaba sentada, etc., etc…

Santa Teresita.

San Juan Pablo II

Me dirijo sobre todo a vosotros, queridísimos chicos y chicas, jóvenes y menos jóvenes, que os halláis en el momento decisivo de vuestra elección. Quisiera encontrarme con cada uno de vosotros personalmente, llamaros por vuestro nombre, hablaros de corazón a corazón de cosas extremadamente importantes, no sólo para vosotros individualmente, sino para la humanidad entera.


Quisiera preguntaros a cada uno de vosotros: ¿Qué vas a hacer de tu vida? ¿Cuáles son tus proyectos? ¿Has pensado alguna vez en entregar tu existencia totalmente a Cristo? ¿Crees que pueda haber algo más grande que llevar a Jesús a los hombres y los hombres a Jesús?

San Juan Pablo II; Roma (Italia), 13-V-1984.

Vocación. Llamada. Fidelidad.

Porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables.

Romanos 11,29

Santa María. San Alfonso María de Ligorio

Si mi corazón es indigno de amarte por estar lleno de afectos terrenales, cámbiamelo, que en tu mano está el hacerlo. Y luego úneme a mi Dios de tal manera que no pueda separarme de su amor. Esto quieres de mí, que ame a tu Dios; y lo mismo pido de ti, que yo le ame y le ame siempre, que nada más deseo. Amén.

San Alfonso María de Ligorio. Las glorias de María.

Santa Teresa de Jesús.

«Como es tanta la penuria de los tiempos que hoy pasamos, requiere Dios amigos fuertes para sustentar a los flacos».

San Agustín

Deseaba y ansiaba la liberación; sin embargo, seguía atado al suelo, no por cadenas exteriores, sino por los hierros de mi propia voluntad. El Enemigo se había posesionado de mi voluntad y la había convertido en una cadena que me impedía todo movimiento, porque de la perversión de la voluntad había nacido la lujuria y de la lujuria la costumbre y, la costumbre a la que yo no había resistido, había creado en mí una especie de necesidad cuyos eslabones, unidos unos a otros, me mantenían en cruel esclavitud. Y ya no tenía la excusa de dilatar mi entrega a Ti alegando que aún no había descubierto plenamente tu verdad, porque ahora ya la conocía y, sin embargo, seguía encadenado … Nada podía responderte cuando me decías: ‘Levántate del sueño y resucita de los muertos y Cristo te iluminará . . . Nada podía responderte, repito, a pesar de que estaba ya convencido de la verdad de la fe, sino palabras vanas y perezosas. Así pues, te decía: ‘Lo haré pronto, poco a poco; dame más tiempo. Pero ese ‘pronto’ no llegaba nunca, las dilaciones se prolongaban, y el ‘poco tiempo’ se convertía en mucho tiempo

Santa Teresita del Niño Jesús.

«…sin este amor, los misioneros dejarán de anunciar el Evangelio, los mártires de entregar su vida… Por fin he descubierto mi vocación: en el corazón de la Iglesia, mi madre, ¡yo seré el amor!»

Santa Teresita